Plegaria




Mi dulce alborada, susurraba,
mientras desnudaba mi corazón
y vestía con su luz mi alma.

Me ofrendó su amor
con la sencillez de quien
no posee nada.

Su nombre fue mi plegaria.

Lo amé 
como al amanecer
después de una noche muy larga.

Lo amé 
como la tristeza a la sonrisa
cuando ya no hay esperanza.

Lo amé
y sus deseos fueron mis noches
y sus noches mis madrugadas.




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