Paradoja
Mi mente pare incontables reflejos
que fluyen cual ríos
en el mundo de los espejos.
Veo con asombro, cuando veo,
mi sonrisa en el rostro del anciano
y en los ojos del niño ya viejo.
Veo con desprecio, cuando me asusto,
al miedo carcomer nuestros huesos,
la mendicidad, la enfermedad y el juicio.
Veo sin mirar el mañana que no quiero
y lo hago realidad, porque los temores
pueden ser más fuertes que los sueños.
Constructor del arquitecto que vive en mí
anclado a la alucinación
de la impotencia.
Veo mi mundo nacer y morir,
ciego a su luz castrar su conciencia,
atado a dioses falsos, evadiendo su propia tarea.
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